miércoles, 21 de febrero de 2007

La profesión periodística

Muchos de vosotros sois conocedores de las reacciones de asco y repulsión que producen, por norma general, los programas televisivos "del corazón" sobre mi persona. Sin embargo, en ocasiones no tengo más remedio que acercarme a ellos para obtener un poco de información sobre un tema que me interese o despierte mi curiosidad, como ocurrió en junio con la muerte de Rocío Jurado o ahora, con la polémica sobre los carnavales de Santa Cruz de Tenerife.

Me dice Google que fue el miércoles (día de la gala) cuando saltó la polémica por la gala de Rafael Amargo en Tenerife, cuando eligieron a la Reina del Carnaval. Tenía yo interés en saber cómo acababan las cosas, después de seguir el asunto más o menos tangencialmente a través de la prensa menor y de la radio, fundamentalmente. No obstante, a la 1 de la tarde me di cuenta de que sólo podría enterarme a través del programa de Ana Rosa, así que me fastidié y lo vi. Luego, por la tarde, sobre las 6, quise ver algo también relacionado con el tema, y sólo "pude" ver A tu lado, en Telecinco, para lo cual tuve que tragarme primero las explosivas declaraciones de un ex-empleado de Isabel Pantoja y Julián Muñoz al que le deben más de 8.000 euros, por si no lo sabíais. Ver para creer.

Preguntaréis: si tanto te indignan, ¿por qué lo viste? Porque, aunque parezca ridículo, siento que es mi deber verlo, mi deber como estudiante de comunicación y comunicadora/-óloga en potencia. Me interesa el mundo de la televisión, me parece apasionante y lleno de posibilidades. Me interesan las reacciones de la gente, el manejo de influencias y la comercialización de estos patrones de "información", como ellos la llaman; ellos, los "periodistas" que se sientan ahí en esos sofás a cobrar 3000 euros por programa con un plus de 100 euros por mentira creíble. Ellos tienen la culpa de que la profesión periodística esté tan denostada y, lejos de sufrir el rechazo del estudiante a la hora de elegir un futuro, se siente acosada por todos esos, todos los que son iguales que Karmele y que Belén Esteban y... bueno, que no me sé más nombres - la verdad -, pero todos sabemos de quién hablo.

Sorprendentemente (ahora ya no tanto), hace unos 3 años conocí en mi clase a un chico de Periodismo que iba haciendo un poco las dos carreras a la vez, y un día en clase confesó que no le gustaba el cine, ni el español, ni el japonés, ni el de Van Damme, ni ninguno. Cosa rara, ¿verdad? Luego me contó, más "íntimamente", que él estudiaba mitad Periodismo, mitad Comunicación, para acabar en los programas del corazón hablando de la vida de los demás, pero que le parecía mejor llegar a eso estudiando una carrera que tirándose a cualquier famoso. De nuevo, oír para creer.

En cualquier caso, al final de todo, lo único que ocurre es que formamos (o formaremos) parte de un sector endogámico y sectario que tiende a morderse la cola y a auto-perjudicarse, al mismo tiempo que se alimenta y nutre de sí mismo para seguir viviendo. La gente se avergüenza de la prensa y de la TV, pero la consume, aunque muchos lo nieguen; ellos, los periodistas sin escrúpulos - no son los únicos, aunque sean mayoritarios -, se frotan las manos y piden un aumento de sueldo al tiempo que aumentan la polémica, pues se saben malditos y odiados... ¿Quién dijo que esa fuera una mala publicidad?
Mientras tanto, los estudiantes de Periodismo se limitan a ir bien pintadas a clase, a combinar los tacones con el bolso y a decir que tienen una auténtica vocación, mientras se tocan el pelo y escriben "El Mundo" con hache intercalada. Ver para vivir.

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miércoles, 14 de febrero de 2007

Hard candy - ¿El cazador cazado?

<Oh, she was so sexy. She was asking for it.' 'She was only technically a girl, she acted like a woman.' It's just so easy to blame a kid, isn't it! Just because a girl knows how to imitate a woman, does NOT mean she's ready to do what a woman does.>>


Si tuviera que escoger sólo una, esta sería la cita que mejor definiera a esta interesante película. Por resumir brevemente el argumento para los que no la conozcan ni de oídas, presenta básicamente a dos personajes, Jeff y Hayley. Él es un fotógrafo famoso de 32 años y ella una adolescente de 14; se conocen en un chat y un buen día deciden quedar en persona. La cita transcurre con normalidad, aunque se nota una gran tensión violento-sexual entre ellos... hasta que Hayley se autoinvita a la casa de Jeff.

La película sorprende porque coloca el tema
de la pedofilia desde un punto de vista distinto: no es Jeff quien violentará o torturará psicológicamente a Hayley, sino al revés. No será el adulto el verdugo y la niña la víctima; no será el típico caso, mil veces analizado, de la primacía física y sexual de un género (el masculino) sobre otro (el femenino). Quizá esto sea lo que realmente hace interesante a Hard candy: intenta que nos planteemos, ya no la verdadera naturaleza de la pedofilia, sino algo mucho más controvertido: el castigo (venganza) que debe recibir: ¿leyes? ¿juicios? ¿cárcel? ¿No es mucho más efectivo, digamos... "pagarles con su propia moneda"?

Uno de mis "críticos" favoritos de cine, al que leo en la lista de cine a la que estoy adscrita, recomendaba esta película por considerarla un gran thriller de suspense y cuasi-terror, sin mostrar apenas sangre... aunque contiene una de las mejores escenas de violencia y tensión en off que he visto nunca.


No obstante, si bien presenta un planteamiento brillante y una realización nada desdeñable, lo más destacado son las interpretaciones: Ellen Page está brutal haciendo de Hayley y Patrick Wilson no le queda a la zaga (por cierto, tengo que ir a verle en Running with Scissors antes de que me la quiten del cine!). Quizá lo único que flaquee un poco es el guión, y sólo al final, pero de todas formas merece la pena entregarse a la película durante sus 109 minutos... y sentarse un ratito a reflexionar después.

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lunes, 12 de febrero de 2007

A streetcar named Desire

Un tranvía llamado Deseo es una de esas películas que todo ciudadano medio con aspiraciones en la vida debería ver. De hecho, seguramente yo he tardado demasiado en verla, igual que ya tardé mucho en re-descubrir la gran Sunset Boulevard...


Al salir del cine, al que fui con un buen amigo, empezamos a comentar la película (que él ya había visto) y dijo algo que se me ha quedado grabado: "Esta es una historia en la que la gente, básicamente, se trata mal". Tan sólo el inmenso cuidado y cariño que le profesa Stella a Blanche es capaz de compensar esa violencia, pero es obvio que nace de la culpabilidad y la compasión - aunque se quieran -.


Una de los aspectos más interesantes de la película es el histórico. En la Nueva Orleans de los años 40-50 la vida era el resultado final de cocinar juntos alcohol, noches de juerga, suciedad, malos gestos, escasos modales... La pasión sustiyendo al amor; la felicidad ebria, a la amistad, y la búsqueda del amor, a las ansias de escapar de la soledad. Todos son grandes y falsos sustitutivos, disfrazados de verdad y bondad, pero sólo es necesario dejar pasar unas secuencias para empezar a ver la naturaleza de los personajes. Son personas rotas y afiladas, que pueden cortar cualquier cosa sólo con acercarse.

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domingo, 11 de febrero de 2007

Bienvenidos

Desde hace ya tiempo vengo pensando en plantear un blog de estas características. Supongo que me frenaban dos cosas principalmente:

1) El miedo a no ser lo suficientemente constante con esto y abandonarlo después de un mes o dos (miedo que aún conservo pero he decidido afrontar)
2) El miedo a no resultarle interesante a ningún lector, aunque esto evidentemente me importa menos. Me tomaré esta bitácora como un ejercicio de práctica para el quehacer crítico-cinematográfico y los media, algo que creo que me puede ser muy útil. En cualquier caso, estos son prácticamente los únicos temas de los que puedo hablar con cierta propiedad, así que quiero aprovecharlo.

Bienvenidos a la casa de la señorita Minne